jueves, 27 de marzo de 2014

Problema, solución y objetivo

¿Qué es un problema?
Un problema no es más que una anomalía que se da en nuestro presente, y tiene solución en el futuro. Es algo que no funciona como debería, odioso y molesto, que se interpone en nuestro objetivo de éxito.
Cada problema es único y singular, de mayor o menor calibre, según a que parte de nuestro bienestar afecte, pero puede combatirse con varias alternativas de actuación. Solución será cualquier resultado que elimine el problema, y esa solución será alcanzada por una de las múltiples opciones posibles. De esta manera, en lugar de decir "una solución para cada problema", deberíamos decir: "Ante un problema, elijamos como solucionarla".

La dificultad, en la mayoría de ocasiones, está en saber idear las alternativas que nos llevarán hasta la solución del problema. Para eso, el coaching nos enseña técnicas y herramientas que nos van a permitir crear todo un arsenal de armas para acabar con el problema, y lograr nuestro objetivo.

Resumiendo conceptos, el mecanismo sería el siguiente:

* Tenemos un problema.
* Establecemos como objetivo "acabar con el problema".
* Estudiamos alternativas que nos lleven a la solución del problema.
* Ponemos en práctica las alternativas.
* Conseguimos nuestro objetivo.

Muchas veces, al sugerir a mis alumnos que piensen en un problema que no tenga solución, obtengo como respuestas a "la muerte", o "una enfermedad terminal". ¡Es un error común!
El problema, como hemos dicho, es una anomalía sobre la que tenemos capacidad de solución, y la muerte no lo es, sino que la debemos contemplar como una ley universal e ineludible. Y, en cuanto a "una enfermedad terminal", tampoco es una anomalía, es una circunstancia que persistirá. Es parte de la ley de la muerte.
Un problema es algo que te impide sentirte como desearías, en este momento, no en el futuro (porque en el futuro la habremos derrotado). Y todos los problemas tienen varias vías de solución, ¡Todos!
¿Por qué, aún ante circunstancias irreversibles como "una enfermedad terminal", existen personas que se sienten felices? ¡Porque cumplen uno de los requisitos de la felicidad: dominar y asumir sus miedos! Bajo esas premisas, pueden sentirse en total plenitud y felicidad en su día a día.

Un ejemplo de problema es, por ejemplo, quedarse sin empleo. Es un problema porque nos afecta HOY, en nuestro presente, y no es indefinido. Desde el momento en el que tomamos por objetivo encontrar empleo, estamos dejando sin validez, al problema, en el futuro. El auto-coach empezará a estudiar distintas alternativas para paliar efectos del problema, y para alcanzar el objetivo de nuevo empleo.

El objetivo se conseguirá mediante la puesta en práctica de esas alternativas de solución.

lunes, 24 de marzo de 2014

Un "coach" en cada casa

Como bien sabemos, el "coaching" es un modo de vida. 
El "entrenador" lo será para sí mismo, y para ayudar a los seres de su entorno. La ayuda a los demás, para que consigan sus objetivos, está implícita en la forma de ser del "entrenador", que no sólo ayudará, sino que enseñará la forma de pensar de un "coach".
Los grupos, siempre se organizan de manera que alguien asume (directa, o indirectamente) la dirección. En algunos casos es imprescindible establecerlo de antemano (empresa, deporte, familia, etc.). Ese director debe ser líder, debe saber comunicar y enseñar.
En la familia es particularmente importante esta figura, puesto que es nuestro núcleo de relación social, y desde ella se establecen la mayoría de pautas de nuestro comportamiento (nuestra educación).

¿Qué puede haber mejor en una familia, que el hecho de que unos padres conozcan la forma de conseguir objetivos, y además lo inculquen a sus hijos?
Unos padres deben ser unos buenos "auto-entrenadores", tanto para conseguir planificarse y saber alcanzar sus objetivos, como para dar el ejemplo a sus hijos y trasmitirles, junto a la educación, también los conocimientos de un buen "auto-coach".

miércoles, 19 de marzo de 2014

El networking como herramienta del coaching

El coaching, como sabemos, utiliza elementos de muchas disciplinas y corrientes de pensamiento, y el "networking" es un ejemplo, copiado del mundo de los negocios.
La palabra "networking" viene a significar "red de contactos".
Si las empresas utilizan a sus contactos, y a los contactos de sus contactos, para hacerles llegar su información, publicidad, promoción de marcas, etc., ¿por qué los individuos no podemos hacer lo mismo?

El auto-coach sabe que sus objetivos se alcanzan partiendo de él mismo, y de todas las circunstancias que tiene. Su red de contactos es parte de sus circunstancias. Somos seres sociales, y nos gusta estar en contacto con la sociedad, entonces, aprovechemos esa circunstancia en nuestro beneficio.

Si tenemos un proyecto, ¿cómo lograremos darlo a conocer al mayor número de personas, colgándolo en la red, o colgándolo y haciendo una campaña dirigida a nuestros conocidos? Es evidente que a cuanta más gentes informes, más lejos llega la idea.

Según la teoría de los seis grados, cualesquiera dos personas del mundo están conectadas a través de otras personas intermedias: yo conozco a ..., que conoce a ...; así hasta cualquier persona del mundo. Entonces, nuestro público es enorme (siempre que las personas intermedias difundan también nuestro proyecto, claro). Pero ahí está una de las funcionalidades del networking, yo te ayudo a ti, a cambio que tu me promocionas a mí. Funciona en todas las direcciones respecto a los elementos internos: en doble dirección respecto a los sujetos A y B, en doble respecto a A y C, en doble respecto a B y C, respecto B y D, etc. 
Viene a ser como las sinapsis del cerebro, cuantas más células nerviosas, más sinapsis. Cuanta más sinapsis, más complejidad (y mayor alcance).


miércoles, 12 de marzo de 2014

Terapia de escribir, leer y quemar.

Una paciente fue una vez a su psicólogo con un grave problema: cuando creía que se iba a casar con su prometido, este le dijo que quería cortar con la relación. Tal era el ánimo de la paciente, que el hecho le sobrepasaba a todos los niveles. No descansaba, no comía, ...no vivía. La terapia que le pusieron fue que, todos los días a la misma hora, se ocupase de realizar tres tareas, en días alternos. Un día, que escribiese todo lo que recordase de la relación con su novio, tanto lo bueno como lo malo. Al día siguiente, tenía que leerlo, y luego quemar el escrito. Luego, al día siguiente, volver a empezar con lo mismo, y así, indefinidamente. La mujer, a los pocos días, decidió dejar la terapia. Consideró que a la hora que la hacía, tenía muchas cosas mejores que hacer.
Aquello que ha pasado ya, y de lo que no podemos tener el control, de nada nos sirve sino para hacernos daño. El presente debe ser para mejorar nuestro futuro. 

sábado, 8 de marzo de 2014

Cerebros que nos impiden triunfar.

 
 

La parte más antigua de nuestro cerebro la hemos heredado de los reptiles que un día evolucionaron a mamíferos. Es responsable de la forma más primitiva de reflejo-respuesta (huir para sobrevivir). La segunda parte, heredada de nuestro pasado mamífero (no humano), se denomina sistema

límbico, y almacena recuerdos y emociones. Entre las funciones y las motivaciones del límbico están el miedo, la rabia, el amor maternal, las relaciones sociales, los celos… Por último, el cerebro no es racional (humano) hasta que no aparece el neocórtex, que nos aporta conciencia y control de las emociones.

La clave para comprender nuestra resistencia a los cambios, y por tanto también a mejorar, está en el cerebro límbico, propio de los mamíferos. En él situamos la amígdala, que condiciona, como un interruptor, nuestros sistemas ejecutivos y de autocontrol emocional (neocórtex). Ante una situación de estrés, o de duda, miedo, o angustia, la amígdala bloquea el proceso de información por parte de los sentidos, provoca que nos comportemos de manera impulsiva, anulando las funciones racionales del neocórtex y, de esa manera, nuestro comportamiento viene determinado por lo que se dicta desde la parte reptiliana. Es decir, impulsos basados en la subsistencia, resistir a los cambios por miedo a que supongan un peligro. Cualquier idea de cambio nos genera duda, o incertidumbre, que impiden el acto racional, y nos dirigen inconscientemente a permanecer en la coyuntura actual, sin plantearnos los beneficios del cambio.

La única manera de que nuestro neocortex se imponga, y haga valer su racionalidad, es sabiendo dominar esas situaciones de extrés, angustía, miedo, etc. Al miedo sólo se le puede vencer enfrentándose a él, nunca huyendo. La mayoría de los seres humanos, sin tener ni idea de ello, se comportan de manera reptiliana, y de ahí que tengamos dificultades para enfrentarnos a lo desconocido. Ese comportamiento nos priva de conseguir nuestros objetivos.

Para evitar este problema, el cerebro debe estar entrenado. Ese entrenamiento debe ser constante, propio de nuestra forma de vida: el modo de entender la vida que tenemos los que somos nuestros propios coaching.

lunes, 3 de marzo de 2014

Fines que justifican los medios.

Un buen "auto-coach" dedica mucho tiempo a conocerse a sí mismo. Es imposible acometer cambios en tu vida, con éxito, si no conoces a fondo a lo que te vas a enfrentar. Y ello se debe iniciar conociendo el escenario de salida: lo que somos y nuestras circunstancias personales.
Todo forma parte de algo similar a una carrera de obstáculos, con unos obstáculos que, en su mayor parte, nos los ponemos nosotros mismos.
Partimos de una "salida", teniendo claro que queremos llegar a la "meta". Vamos a correr solos, y no es cuestión de hacer el mejor tiempo, sino de hacerlo con éxito. Tampoco se trata de un circuito cerrado: hay un punto de inicio, y un punto de llegada. Entonces, hay infinitos caminos posibles, y no siempre es el más corto el de la línea recta.
En mi libro "Auto-coaching: Los secretos para el éxito", se explican algunas técnicas y herramientas que nos van a permitir planificar las mejores rutas, y evitar los obstáculos. Ahora  no me detendré en ello, sino en justificar el fin mediante el uso de cualquier medio.
Si entendemos el coaching como creo que se debe entender, tenemos asumidos que es nuestro modo de vida, nuestra manera de pensar, nuestra manera de aprender y nuestra manera de comportarnos, mejorando nuestra vida y la de los que tenemos a nuestro alrededor (un jefe debe ser un buen coach, pero una madre también, un profesor también, etc.) Bajo el cumplimiento de esas premisas, nos conoceremos a nosotros mismos cada día mejor. Esto es fundamental.
Conocerse bien es tener claro el punto de partida. Si, además, tenemos pleno convencimiento de querer alcanzar un objetivo, entonces tenemos la salida y la meta. Sólo nos falta el recorrido, las etapas de nuestro viaje.
Las carreras se planifican con etapas, porque son duras, largas, imposibles de realizar de un tirón. Incluso Usain Bolt debe preparar su carrera de los 100 m. lisos en etapas, optimizando el tiempo con sus zancadas, con su respiración, etc. Nuestros objetivos los debemos alcanzar de la misma manera, optimizando el resultado con sub-objetivos.
Una buena planificación de etapas, como he indicado, maximizará las posibilidades de éxito.
¿De verdad el fin justifica los medios? Es evidente que sí. 
¿Qué, y de cuántos, medios dispongo? Incontestable, ¡tantos que ni te imaginas! Y no serán los mismos que los míos, ni siquiera tienen porqué parecerse a los de tu ser más querido. Por eso, no te voy a poner un ejemplo mío. Utilizaré la gastronomía.
Imagina que quieres hacer un pastel para la cena con tus invitados, y te das cuenta, en mala hora, que no puedes conseguir la ralladura de limón que pones en la base de bizcocho. ¡Nada de nervios! ¡No te preocupes! Miras hacia la cesta de la fruta, y ves naranjas! ¡Problema resuelto! Utilizas ralladura de naranja. El resultado va a ser exactamente el deseado: Ofrecerles tu pastel casero, y vas a tener la misma probabilidad de que les guste. ¡El objetivo está conseguido! ¿Y si no hay naranjas tampoco? ¡Atrévete a hacerlo con ralladura de zanahoria, está exquisito! 
Los medios de que disponemos se basan en la información y en el atrevimiento. Utiliza siempre la información, y hazte capaz de acometer los cambios necesarios hasta lograr tus objetivos. Si consigues tu fin, los medios están justificados.  

El coste de oportunidad del cambio.

Los economistas solemos usar mucho el término "coste de oportunidad", que viene a significar en lenguaje muy llano y sencillo, "los beneficios que dejamos de percibir por invertir nuestros recursos en una cosa, y no en otra."
Por ejemplo: "La muerte tiene un coste de oportunidad infinito", puesto que te priva de infinitas posibilidades de actuación.

En mi libro "Auto-coaching: Los secretos para el éxito" pongo un ejemplo, muy básico, y que da protagonismo a un elemento fundamental: la información. Cuanta mayor información, menor coste de oportunidad, puesto que cuanta mayor información, mayor es la probabilidad de éxito de nuestras decisiones.
Imaginemos que llevamos varios días sin descansar bien, muy nerviosos y con ansiedad, y nos invita un conocido a pasar la tarde en su casa. Nos ofrece café o tila. Imagina que nos gustan por igual las dos cosas. ¿Qué elegiríamos si no sabemos que el café es excitante y la tila es relajante? ¡Nos daría igual!
Pero, teniendo la información, y en igualdad de oportunidad de elegir una u otra cosa, elegiríamos la tila.
El coste de oportunidad de elegir el café es enorme, pues es la peor opción.

En nuestro "quehacer" diario, esto mismo se produce a cada momento. Vamos tomando pequeñas decisiones desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, y el resultado de ellas es tan importante que, en la mayoría de ocasiones, al día siguiente te levantas con los mismos problemas agravados por veinticuatro horas más. Y luego, lo que es peor, es que nos hemos metido en una rutina que se hace tan automática que somos incapaces de sentirla.
Recuerdo una clase de Auto-coaching que recibí por el sociólogo Juan Miralles Calomarte, en la que trataba "las creencias". Nos enseñó como se hacen "transparentes" hasta el punto que son casi imposibles de ver. Se arraigan tanto en nosotros, que se confunden con nosotros mismos, y nos hacen imposible descubrirlas, cuando en verdad están ahí, aprendidas, inculcadas, inventadas,....
Las creencias, por lo general, son información negativa que se retroalimenta con el uso que hacemos de ellas.
1º Creo que en tiempos de crisis es hiper-mega-super-difícil encontrar trabajo.
2º No hago una búsqueda activa de empleo. ¿para qué, con lo difícil que es? Mejor aprovechar la tarde viendo la tele.
3º Evidentemente, no encuentro trabajo.
4º Confirmo que en época de crisis es casi imposible encontrar trabajo.

La información de que las cosas, a nivel general, no van bien, se ha convertido en un conocimiento negativo, y éste, a su vez, se ha arraigado como una creencia nefasta que condiciona nuestra conducta. Las creencias nos causan costes de oportunidad enormes.

Si vida no hay más que una, la decisión de como vivirla es la decisión más importante que un ser racional puede tomar. ¡Hagámoslo entonces! ¡Tomemos la decisión, y luego busquemos el cambio! 
Pensemos en el objetivo, en nuestro éxito, y pensemos en lo que tenemos para alcanzarlo. ¡Nada de creencias supuestas de antemano! Uno mismo, con sus circunstancias e ideas limpias, con su voluntad de cambio, y en un camino que se irá allanando paso a paso.
El coste de oportunidad de no hacerlo es infinito, igual que la muerte.

domingo, 2 de marzo de 2014

Un ejercicio muy sencillo

1. Piensa en un objetivo que tengas a corto o medio plazo (dejar de fumar, hacer más ejercicio, ponerte a dieta, etc...)
2. Valora tu grado de compromiso para alcanzarlo (0=ningún compromiso; 10=máximo compromiso)
3. No me digas tu objetivo (es privado), tan sólo envíame respuesta del grado de compromiso.

Envía tu respuesta: aquí